Aquí en Madrid, aunque no hay enfermos, las consecuencias del coronavirus chino se notan y especialmente en el distrito de Usera. Tras celebrar el Año Nuevo chino en su país, muchos comerciantes de la zona han optado por no abrir sus comercios para minimizar el riesgo de contagio. Asimismo, algunos vecinos han decidido realizar una cuarentena voluntaria para estar complemente seguros de que no han sido infectados durante su estancia en China. Es el caso de Andrés, que vive en Alcorcón.
Con él, hemos estado a cierta distancia preventiva en su casa, donde se ha encerrado de forma voluntaria durante un periodo de 14 días, tras regresar de China el pasado 3 de febrero.
Él está asintomático, no tiene fiebre y se encuentra perfectamente. A pesar de ello, se ha encerrado en casa. Una decisión que ha tomado "no por miedo", sino por "seguridad y responsabilidad".
"No queremos traer nada malo a España ni contagiar a nadie", remarca a las puertas de su vivienda, donde pasa los días sólo tras tomar la decisión. Su mujer y sus dos hijos se han marchado y se encuentran en casa de unos amigos.
Ella es la que se encarga de llevarle los alimentos y todo aquello que necesita, pero lo hace sin entrar en la vivienda. "Deja las cosas en la puerta, sin entrar en ella, y cuando se marcha yo las recojo", comenta.
Andrés ya estuvo en cuarentena 14 días en China en casa de sus padres, y eso a pesar de que viajó a otra provincia muy alejada de Wuham, epicentro del virus. Nunca estuvo en contacto con ninguna persona afectada por la enfermedad y, a pesar de ello, insiste que él y sus compatriotas lo que no quieren es contagiar a nadie.
La cuarentena aún le durará una semana que pasará viendo la televisión, revisando el móvil en busca de alguna noticia positiva proveniente de China y, por supuesto, controlándose la temperatura para detectar cualquier atisbo de fiebre.
Mientras tanto, su mujer se ha hecho cargo del negocio. Andrés regenta una frutería en Alcorcón.