Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) concluyen que el contagio de la Covid-19 por contacto con el agua de playas y piscinas "en condiciones estándar para el baño" resulta "muy poco probable", aunque ven más arriesgado el baño en ríos, lagos y pozas.
Así se desprende del informe publicado este jueves que recopila el estado actual de conocimiento sobre la transmisión del virus SARS-CoV-2 en espacios destinados al baño y otras actividades acuáticas, elaborado a petición de la Secretaría de Estado de Turismo. Se enmarca en los protocolos de actuación que está elaborando el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo para la reanudación de la actividad del sector turístico.
Según sus conclusiones, las principales vías de contagio siguen siendo las secreciones respiratorias generadas por tos o estornudos y el contacto de persona a persona.
El estudio se centra en las posibilidades de infección en playas, ríos, lagos y piscinas, y recomienda seguir en ellas las mismas medidas de higiene y protección que en otros lugares. De hecho, pese a "la baja probabilidad de contagio" en playas y piscinas, los investigadores insisten en el mantenimiento de las medidas de higiene y de distanciamiento. Aseguran ser conscientes de que puede darse una relajación de las medidas de precaución en estos entornos debido a los juegos y a la limitación de espacio entre personas, con lo que insisten en la necesidad de mantener la distancia de dos metros y las mismas medidas de higiene.
Aguas tratadas
La investigación destaca que en las piscinas y en los spa, donde el uso de desinfectantes está ampliamente implantado para evitar la contaminación microbiana por la gran afluencia de público, "la concentración residual del agente de desinfección presente en el agua debería ser suficiente para inactivar el virus".
Según sus conclusiones, "los aerosoles generados por el agua presente en un balneario o en una instalación de aguas medicinales tendrían las mismas características de desinfección que las aguas de baño en esas instalaciones".
En aquellos lugares donde el ambiente se mantiene a temperaturas elevadas como las saunas o los baños de vapor, "la supervivencia del virus es reducida, debido precisamente a esas altas temperaturas", subrayan.
Por otro lado, el estudio reconoce que no se tienen todavía datos sobre la persistencia del nuevo virus en agua de mar. Sin embargo, indica que el efecto de dilución y la presencia de sal "probablemente contribuirán a una disminución de la carga viral y a su inactivación", por analogía a lo que sucede con virus similares.
En cambio, los científicos advierten de que la supervivencia del virus en el agua de ríos, lagos o pozas de agua dulce y no tratada sí podría ser superior a la que se produce en piscinas tratadas o en el agua salada. Por ello, "deberían extremarse las medidas de precaución en estos lugares", concluyen.