La patronal madrileña CEIM pide que las cuarentenas para los enfermos de covid-19 asintomáticos se reduzca de siete a cuatro días, como en Suiza, o a cinco días, como en Estados Unidos, ante la "avalancha" de bajas laborales causada por la variante ómicron que están causando "estragos" en las empresas.
Así lo plantea Miguel Garrido, presidente de CEIM, en una entrevista a Efe en la que plantea que se habilite a las mutuas para facilitar las bajas y las altas de los trabajadores con coronavirus con el fin de evitar que se colapse la atención primaria.
Defiende que las bajas no sean automáticas, con una simple llamada telefónica para comunicar el resultado de un test, lo que "nunca ha sido así" y, tras apuntar que en Navarra desde esta semana se vuelve a exigir la comprobación material del enfermo, apuesta por volver a la normalidad "cuanto antes" porque la situación es "insostenible" no solamente por motivos económicos, sino porque las empresas no pueden prestar sus servicios.
"En el sector de la limpieza tienen un grave problema porque es muy fácil acceder a la baja y con muy poco rigor. No sé si la gente lo utilizará mal o no, pero puedes utilizarlo como te dé la gana. Simplemente hay que llamar y decir que has dado positivo en un test", explica el presidente de CEIM.
Un impacto transversal
La sexta ola está teniendo un impacto "muy generalizado" y está afectando "a todo el mundo de manera transversal", ya que los casos se han disparado como no había pasado nunca y, aunque tienen en general poca incidencia en la salud de las personas, sí exigen una cuarentena de un mínimo de siete días, aunque la media es de quince días de baja, según Garrido.
Precisa que en aquellas empresas donde está implementado el teletrabajo la mayor parte de los empleados no piden la baja porque no tienen síntomas o éstos son muy leves y les permiten seguir trabajando, pero los contagios están teniendo mucho impacto donde se requiere una actividad presencial, como los conductores de autocares, en los servicios limpieza, en los restaurantes y en los comercios, entre otros muchos sectores, donde las bajas son "muchas y duraderas, se solapan unas con otras y acaban colapsando la actividad de las empresas".
En algunos casos, añade, las bajas se pueden cubrir con Empresas de Trabajo Temporal (ETT), que están teniendo mucha demanda de trabajadores para cubrir esos servicios, pero hay casos en los que no es posible. "En las cadenas de montaje, donde el trabajo de uno depende de lo que hace el anterior, en el momento en el que caen enfermas dos o tres personas se para la actividad de toda la fábrica", apunta Garrido.
La situación es "muy difícil de gestionar" porque la falta de efectivos para cubrir las bajas en las contratas de limpieza o de seguridad hace que se incumplan los contratos y expone a los adjudicatarios a penalizaciones. Pone como ejemplo el caso de una empresa de limpieza, que no puede cumplir con el compromiso de atender a un Ministerio o una empresa con veinticinco trabajadores al día porque tiene cinco, siete o diez de baja.
Por ello, en "una situación de emergencia", igual que se han relajado las normas para causar baja, pide comprensión, sobre todo, a las administraciones, pero también a las empresas privadas que tienen contratos de prestación de servicios para entender que no se pueden cumplir los compromisos porque es "imposible materialmente" y relajar las penalizaciones.
Un efecto devastador
El efecto de la sexta ola está siendo "devastador", en palabras del presidente de CEIM, quien señala que los datos de bajas de diciembre están "obsoletos" porque la situación se ha disparado en los primeros días de enero con la vuelta a los colegios, cuando, según la Comunidad de Madrid, en la primera semana el 10 por ciento de los alumnos no fue a clase.
"¿Quién cuida a esos niños?", se pregunta Garrido antes de lamentar "la falta de control para comprobar si la gente de verdad está de baja o no, porque simplemente basta con llamar y decir que has dado positivo en un test".
El presidente de CEIM entiende esta "solución de emergencia" porque los médicos no podían estar firmando partes de baja y dejar de atender a gente enferma, pero esta situación se prolonga desde hace varias semanas y no puede ser la respuesta "definitiva" porque no hay ningún control para comprobar que las bajas son "pertinentes".
"Si se ha aliviado la presión sobre la atención primaria, que sean los médicos del sistema sanitario público los que den la baja y, si eso no es posible, que cuenten con las mutuas que están preparadas desde el primer momento para poder realizar esa labor", reclama Garrido.
A su juicio, la activación de la concesión de la baja y el alta a los siete días en un mismo acto es "un avance", aunque "llega tarde" porque previamente los médicos daban la baja con una simple llamada y, a veces, no podían dar el alta a los siete días, de manera que la persona no se podía incorporar al trabajo, aunque no tuviera ningún síntoma ni ningún problema de salud.
Para los casos asintomáticos, propone que la cuarentena no sea de una semana, sino de cuatro o cinco días, a la vista de cómo ha evolucionado la variante ómicron, siempre y cuando desde el punto de vista epidemiológico esto no genere un aumento de los contagios.
Subraya que la sexta ola "está penalizando a la actividad, como se ve en el tráfico en Madrid, y teniendo en cuenta que venimos de muchos meses de caída de la actividad, esto puede ser el remate para muchas empresas".