3-2. El Leganés recupera la senda de la victoria de la mano de Garitano

El Leganés derrotó al Lugo (3-2) en el duelo que sirvió de punto de partida para la segunda etapa de Asier Garitano como técnico de los blanquiazules.

Existía ilusión, lógica, en el Leganés por la vuelta del vasco al banquillo. Pero seguro que algún gesto de desesperación se hubiera visto en la grada, de haber público, cuando a los cuatro minutos los visitantes se pusieron delante.

Se adelanta el Lugo

Hugo Rama, tras una preciosa acción individual, había obligado a intervenir a Cuéllar. Y el córner resultante aterrizó en la cabeza de Venancio, quien prolongó en el segundo palo para dejarle el esférico a Barreiro. El ariete acabó resolviendo con éxito.

El tanto en contra era todo un reto mental para los madrileños, que para su fortuna fueron capaces de reaccionar antes de que el choque se les complicara más. La igualada fue obra de Sabin Merino, al rematar a bocajarro una asistencia de Eraso desde la derecha.

Igualada la contienda, se vio un anfitrión mucho más cómodo y dominante. Su mayor presencia ofensiva comenzó a incomodar al Lugo y fruto de esa incertidumbre se produjo una falta sobre Arnáiz al borde de la media luna. Un hábitat ideal para Rubén Pardo, quien con un golpeo impecable posó el balón en las mallas.

Una vez apagado el fuego, fueron los leganenses quienes se hicieron con las cerillas. Y a partir de ese momento incendiaron el enfrentamiento a su antojo. Decididos a evitar otro susto, salieron con decisión tras el descanso.

Eraso, con un disparo al lateral de la red, y Jonathan Silva, con otro que tocó en un palo, marcaron la hoja de ruta. Finalmente fue Sabin Merino quien amplió la renta al convertir un penalti nacido nuevamente del desequilibrio de Arnáiz.

La diana sirvió para sellar un triunfo balsámico, aunque el Lugo siguió intentándolo e incluso aprovechó un despiste defensivo en el último aliento para recortar distancias por medio de Barreiro.

Ahora la tarea pendiente del Leganés es sumar de tres en tres lejos de Butarque, donde ha sufrido durante todo el curso. Gerona ya espera al efecto Garitano.