Suena el himno de Argentina y es capaz de paralizar a todo un país. No es un secreto la pasión que sienten los argentinos por el fútbol. Catar se tiñó con los colores de la albiceleste, dentro y fuera del campo.
Leyendas argentinas como Cambiasso, Agüero o Batistuta disfrutaron de la fiesta en el estadio como unos hinchas más mientras las calles de Argentina celebraban el triunfo de los suyos al son de tambores.
Mientras la que fuera casa de Maradona lucía así: aficionados con banderas celebrando el pase a octavos. Si algo queda claro es que cuando juega Argentina, lo demás pasa a segundo plano.
Incluso en Bangladesh, a 17.000 kilómetros. El sentimiento antibritánico llevó a los habitantes de la colonia a festejar los triunfos de la albiceleste. Algo que se repite desde la victoria frente a Inglaterra en el 86.
Indonesia también se suma. Y es que aficionados y jugadores, lo tienen claro, quieren ganar la tercera estrella.