La actriz Nathalie Poza con el Goya en la mano como mejor actriz por "No sé decir adiós" ha confesado que "hace tres días" se quería "retirar...otra vez": "no me lo creo, pero ya es para mí", ha dicho.
Esta profesión, ha asegurado, genera mucha "inseguridad" y los reconocimientos "se cogen con mucha emoción y ganas".
"Siempre hay que reinventarse. No es fácil mantenerse cuerdo en este oficio y mantener la calma porque es muy incierto", ha explicado.
Poza que ha reconocido que la "interpretación la ha salvado" de muchas cosas: "si no me hubiera agarrado a esta profesión no sé dónde estaría ahora". Ha manifestado que es importe estar en el "deseo de hacer algo que verdaderamente te gusta para poder vivir".
La actriz considera que ha sido protagonista de un personaje "muy extraordinario", teniendo en cuenta que ha hecho más televisión y teatro que cine.
En relación a la reivindicación que se ha visto hoy en la gala para que más mujeres estén representadas en los premios, la actriz ha dicho que no ha visto un tono especialmente "reivindicativo".
"He oído a gente decir que cosas que están sobre la mesa, pero lo bueno sería que no se quede en algo que se comenta en la alfombra roja, no se puede hablar de manera banal de algunos temas".
La actriz ha añadido que "hay cosas que merecen otro lugar de diálogo" y advierte de que toda iniciativa es buena "si sirve para seguir hablando y cambiar cosas".
Considera que el cine es una manera de dar voz a los que no la tienen, algo que ha sucedido en las películas que están "representadas esta noche. Un cine comprometido con la sociedad que queremos cambiar".
Aún no sabe dónde va a colocar el Goya, pero no se lo va a dar a su madre, dice recordando que ya fue a las manos de su progenitora otro de sus galardones.