Esta noche actúa en el Teatro Real la orquesta de instrumentos reciclados de Cateura. Son jóvenes que viven en una de las localidades más pobres de Paraguay y que han construido todos sus instrumentos con materiales reciclados del vertedero de la ciudad. Con ellos han recorrido los escenarios de todo el mundo y esta noche han colgado el cartel de completo. Telemadrid ha estado en uno de sus ensayos.
Latas y palés del vertedero de Cateura, un barrio de Asunción (Paraguay), subirán esta noche al escenario del Teatro Real reconvertidos en violines o saxofones con la Orquesta de Instrumentos Reciclados, una agrupación que brinda oportunidades a jóvenes con escasos recursos y que dirige su creador, Favio Chávez.
El Teatro Real acoge así esta noche el milagro de convertir "basura" en música con un concierto en el que los jóvenes integrantes de la orquesta compartirán escenario con artistas como Manuel Carrasco o la violinista Judith Mateo, que incorporará el "toque rockero" a la velada a la que también asistirá la reina Sofía.
"No buscamos formar buenos músicos, sino buenos ciudadanos", ha explicado hoy en un encuentro con medios Chávez, precursor de esta orquesta que nació en 2006 con el lema "el mundo nos envía basura, nosotros le devolvemos música".
RESIDUOS DE CATEIRA PARA LA QUINTA DE BEETHOVEN
Y música es lo que orquestarán los 22 jóvenes integrantes de la banda esta noche en el Teatro Real, en un concierto en el que violas, cellos, contrabajos, guitarras, trompetas, flautas y trombones creados a partir de residuos de Cateura se arrancarán a interpretar delicados clásicos como la Quinta Sinfonía de Beethoven.
Los músicos, de entre 10 y 23 años, forman parte de los setenta jóvenes que componen la orquesta permanente que va de gira por todo el mundo, mientras que la escuela de música creada por Chávez a partir de la banda cuenta con trescientos niños a los que se les brindan oportunidades, "libertad de elegir en un sitio donde esa libertad no existe", explica el director.
Y a pesar de interpretar temas de la más alta alcurnia musical -desde Beethoven hasta "Yesterday" o "Imagine"-, Chávez apostilla que la orquesta no surgió como una "propuesta artística", sino como una vía de escape para aquellos jóvenes, un oasis en medio de la falta de recursos porque "todas las realidades en algún momento fueron un sueño".
UN SUEÑO LABRADO EN EL ESFUERZO
Un sueño labrado con el esfuerzo por mejorar y aprender las vicisitudes de la música, y que implica que para que un niño forme parte de la orquesta "ha tenido que trabajar mucho".
Daniel, uno de los componentes de la agrupación paraguaya, de 16 años, trabajó duro durante su primer año aprendiendo a tocar en la escuela, un trabajo que dio sus frutos y le permitió conseguir el instrumento que siempre había ansiado, un violín, cuando se unió a los 11 años.
Un violín, eso sí, singular: la caja está hecha con aluminio de latas de pintura, el mástil con la madera de un palé y el cordal con un improvisado tenedor, pero, reconoce, en los años que lleva tocando el instrumento reciclado no ha sufrido ni un rasguño.
La vida del joven cambió drásticamente cuando se unió al proyecto de Chávez. "Cateura es un barrio muy triste y pobre y la vida es muy difícil. Los chicos de ahí suelen optar por la delincuencia y las drogas", explica Daniel.
La oportunidad que le ha brindado la orquesta, reconoce, va más allá de la formación musical y académica y ha influido no solo en sus trescientos compañeros, sino también en sus familias, ya que la iniciativa de Chávez incluye edificar o mejorar las viviendas del suburbio erigido sobre una zona fácilmente inundable.
Cuando vuelva a casa, Daniel volverá también a la "lucha del día a día" que supone vivir en Cateura, pero ahora está muy emocionado, como en "todos los conciertos", por llevar esta noche la unión de la música y el reciclaje, "una forma de vivir increíble", a un escenario como el del Real.