El fundamentalista cristiano ultraderechista Anders Behring Breivik regresó a la isla noruega de Utøya, acompañado por un fuerte dispositivo policial, para aportar más datos a la investigación de la matanza en el campamento juvenil laborista del pasado día 22.
La Policía noruega reveló hoy los detalles de una visita que se produjo ayer de forma sorpresiva y que se prolongó durante ocho horas hasta la noche para recabar el mayor número de datos posible.
Acompañado por decenas de agentes fuertemente armados, además de por un helicóptero que sobrevolaba la isla, Breivik volvió a tomar de nuevo el transbordador a Utøya como el día de la masacre, aunque esta vez lo hizo custodiado, esposado, con las manos sujetas a una especie de arnés y con un chaleco antibalas. Breivik, que permanece encarcelado en la prisión de Ila, al oeste de Oslo, explicó cómo mató a cada una de las 69 personas que murieron en Utøya, mientras dos agentes grababan y filmaban su relato de los hechos.
"Era importante que el interrogatorio fuera tan minucioso para evitar tener que volver más tarde durante el juicio", explicó hoy Pål Fredrik Hjort-Kraby, portavoz policial en rueda de prensa. La Policía noruega matizó que no se trató de una reconstrucción al uso, sino más bien de un interrogatorio, ya que considera que Breivik, de 32 años, ya ha dado suficientes detalles sobre los hechos ocurridos hace tres semanas.
Según Hjort-Kraby, Breivik "no permaneció impasible por estar de vuelta en Utøya, pero no mostró ninguna señal de arrepentimiento", y se mostró tranquilo y con ánimo de colaborar. El portavoz policial afirmó que la visita había proporcionado "muchos detalles nuevos" sobre la matanza, pero no quiso aclarar cuáles.
"Ya nos ha dado muchas informaciones durante cincuenta horas de interrogatorios, y el interrogatorio del sábado nos dio más", declaró.
La Policía noruega resaltó la importancia de que la visita se produjera cuando aún no ha transcurrido un mes desde la matanza, y que ésta se mantuviera en el anonimato, aunque ello no evitó que el diario "VG" adelantara horas antes la noticia y difundiera imágenes de Breivik en Utøya tomadas desde lejos. Esas son las únicas imágenes que de momento se han difundido de la visita, ya que la Policía noruega anunció que no facilitará ninguna por ahora.
"Por consideración a los familiares y a otros todo debía transcurrir de una forma digna, y debíamos tener en cuenta también el tiempo. Además, las investigaciones técnicas debían estar acabadas y el lugar quedar limpio antes de que el acusado llegase a la isla", dijo.
El propósito es también que parientes y supervivientes "puedan saber lo más posible acerca de lo que ocurrió allí", añadió.
La inesperada visita de Breivik estuvo también motivada por el hecho de que la Policía deberá entregar de nuevo el control de la isla a las Juventudes del Partido Laborista, que son sus propietarias, antes del próximo día 19. Para ese día está previsto que los familiares de las víctimas de la matanza regresen a Utøya, mientras que al día siguiente lo harán los supervivientes, en dos actos de carácter privado.
El regreso a la isla de familiares y supervivientes precederá a la ceremonia conmemorativa del domingo 21 en el Oslo Spektrum, a la que acudirán el Gobierno, la familia real y representantes de la Noruega oficial, así como de otros países vecinos como Dinamarca y Suecia.
En el doble atentado murieron 77 personas, ocho al explotar un coche bomba en el complejo gubernamental de la capital y el resto en el ulterior tiroteo en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya, 40 kilómetros al sur de Oslo.