El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, está utilizando todas sus dosis de persuasión y carisma para lograr la mejor relación posible con el presidente estadounidense, Donald Trump.
El pasado miércoles, aprovechando las tradicionales vacaciones de marzo en Norteamérica, Trudeau se acercó a Nueva York para ver el musical "Come From Away" en Broadway.
"Come From Away" es una pieza sobre la localidad canadiense de Gander, en Terranova y que el 11 de septiembre de 2001 acogió a centenares de viajeros estadounidenses que se quedaron bloqueados fuera de Estados Unidos cuando las autoridades cerraron el espacio aéreo del país por los ataques de ese día.
Y aunque la presencia de Trudeau en una obra que exalta la hospitalidad con extraños es en sí misma destacada, dado el ambiente político-social que se vive en Estados Unidos, la visita a Broadway del primer ministro tuvo otro aspecto que no ha escapado a los medios de comunicación.
Trudeau asistió a la representación de "Come From Away" con su esposa, Sophie Grégoire, e Ivanka Trump, la influyente hija del presidente estadounidense.
La presencia de Ivanka en la representación junto con el matrimonio Trudeau es un claro ejemplo de cómo el primer ministro canadiense, conocido por su carisma y simpatía natural, ha decidido aceptar el reto de cultivar unas buenas relaciones diplomáticas, políticas, económicas y personales con el presidente Trump.
Para muchos, Trudeau se sitúa en las antípodas de Trump, ya que el primer ministro se ha autodefinido como una persona feminista y ha solicitado públicamente a los hombres que adopten el feminismo.
Trump, por su parte, es conocido en todo el mundo, entre otros comentarios, por las palabras y actitudes sexistas que pronunció en un vídeo revelado durante la campaña electoral y que muchos consideraron como un ataque sexual a las mujeres.
Uno de los primeros actos de Gobierno de Trudeau tras llegar al poder fue acudir personalmente al aeropuerto de Toronto para recibir a familias de refugiados sirios.
Mientras, Trump ha intentado, en dos ocasiones en cerca de dos meses en la Casa Blanca, cerrar las fronteras de Estados Unidos a los refugiados, especialmente de origen sirio.
Trudeau ha proclamado las bondades del libre comercio y Trump ha criticado todos los acuerdos comerciales firmados y en negociación por los anteriores presidentes.
La lista es larga y, con cualquier otra persona, las diferencias personales y políticas habrían supuesto una barrera insalvable.
Pero Trudeau ha decidido utilizar toda su capacidad de persuasión y simpatía en su favor.
Cuando el primer ministro canadiense decidió acudir a Broadway para presenciar "Come From Away", lo primero que hizo fue invitar al presidente Trump al musical.
El presidente declinó la invitación por problemas de agenda. Pero en cuanto sugirió a Ivanka como su sustituta, Trudeau se mostró más que contento de invitar a la hija de Trump.
No es la primera vez que Trudeau ha utilizado la cercanía de Donald Trump con Ivanka para mejorar la posición de Canadá ante las autoridades estadounidenses.
Cuando en febrero Trudeau viajó a Washington para mantener un crucial cara a cara con el nuevo presidente estadounidense, la principal iniciativa concreta que el primer ministro canadiense llevó a la reunión fue la idea de crear un consejo de mujeres empresarias bajo la dirección de Ivanka.
A Donald Trump le encantó la idea en parte porque le permite intentar cambiar su imagen sexista y, a la vez, otorga a Ivanka un papel positivo y poderoso.
El resultado es que, de momento, Trump está encantado de su relación con Trudeau hasta el punto de que fue el único líder extranjero al que se refirió por su nombre, y en términos positivos, durante su primer discurso en el Congreso.
Y para Canadá, la ofensiva de sonrisas y gestos amigables de Trudeau también ha resultado fructuosa: Trump parece decidido a dejar el comercio y las relaciones con Canadá como se las encontró al llegar a la Casa Blanca, algo de lo que muchos otros aliados de Washington querrían presumir.