El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, viaja el lunes a Washington para mantener su primer cara a cara con Donald Trump y establecer lo antes posible una buena relación con el presidente estadounidense evitando cualquier tema conflictivo.
El Gobierno canadiense ha estado especialmente preocupado desde la victoria electoral de Trump por las declaraciones públicas del presidente estadounidense contra el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), entre EE.UU., Canadá y México.
En Canadá, tanto conservadores como liberales consideran que el TLCAN, puesto en vigor en 1994, ha sido clave para el bienestar del país al multiplicar las relaciones comerciales entre Ottawa y Washington hasta convertirlos en los dos mayores socios comerciales del mundo.
En 2015, el tráfico bilateral de bienes y servicios entre Estados Unidos y Canadá sumó 670.000 millones de dólares. Ese año Canadá importó bienes y servicios a Estados Unidos por valor de 338.000 millones de dólares y exportó 332.000 millones de dólares. Pero aunque las cifras de importaciones y exportaciones están equilibradas, Canadá depende en mayor medida de su vecino del sur que al revés.
Según el organismo público Estadísticas Canadá (EC), uno de cada siete empleos en Canadá (2,7 millones de personas) depende del comercio con Estados Unidos. En Estados Unidos son 9 millones el número de puestos de trabajo del comercio con Canadá, uno de cada 14.
Pero 9 millones de empleos, muchos de ellos en estados clave para la victoria de Trump en las elecciones presidenciales de 2016, como Michigan, son muchos para un presidente que ha prometido al pueblo estadounidense concentrarse en generar puestos de trabajo.
Así que cuando Trump reciba a Trudeau en la Casa Blanca el lunes, el primer ministro canadiense intentará dejar claro al nuevo presidente estadounidense no sólo que Canadá es el principal aliado y amigo de Estados Unidos sino que la relación económica entre los dos países es equilibrada y mutuamente beneficiosa.
"Va a ser una reunión de alto nivel en la que hablaremos de lo que tenemos en común. Más adelante ya nos ocuparemos de áreas más específicas en diferentes asuntos que son más importantes para los dos países", declaró el sábado el ministro de Transporte de Canadá, Marc Garneau. "El primer ministro ha dicho que transmitirá nuestros valores al presidente de los Estados Unidos. Y eso es justo. Y el presidente Trump hará lo mismo.
Hablaremos de lo que tenemos en común pero de vez en cuando también señalaremos que vemos las cosas de forma diferente en algunos aspectos", comentó. Las palabras de Garneau son la principal indicación de que aunque ideológica y personalmente Trudeau y Trump se encuentran en puntos opuestos, el primer ministro canadiense no tiene ninguna intención de soliviantar al empresario convertido en presidente.
Por ejemplo, todos los analistas descartan que Trudeau trate con Trump el tema de inmigración y refugiados, especialmente después de la filtración de la conversación que el presidente estadounidense mantuvo con el primer ministro australiano, Malcom Turnbull.
Según lo revelado por The Washington Post, Trump sufrió un ataque de ira cuando Turnbull le recordó el compromiso de su predecesor, Barack Obama, de aceptar a más de mil refugiados asiáticos en Estados Unidos.
Con esos antecedentes, es impensable que Trudeau aproveche su visita a Washington para presionar a Trump sobre la situación que se vive en las últimas semanas con la llegada a la frontera entre los dos países de centenares de personas que huyen de Estados Unidos y buscan refugio en Canadá.
Garneau insistió que Trudeau acude a Washington para hablar de defensa, seguridad, medio ambiente y comercio. Trudeau y Ottawa se han tomado muy seriamente la administración Trump y en este sentido, el periódico The Hill Times ha revelado que el Gobierno canadiense ha establecido una "sala de guerra" para asesorar y proporcionar rápidas respuestas a cualquier decisión que tome Washington.
Es la primera vez que Ottawa ha creado una unidad de estas características, pero, como señaló un analista cercano a Trudeau, "lo que estamos viendo en Estados Unidos es una situación sin precedentes".