Varios centenares de gatos pueblan el perímetro del aeropuerto de Barajas.
La mayoría son animales abandonados por los propios pasajeros. Una organización voluntaria se encarga de cuidarles pero una nueva norma de aplicación en todos los aeropuertos va a prohibir darles de comer.
AENA insiste en que la seguridad de los vuelos es prioritaria.
A este lado de la valla, es su territorio. Al otro, lado: Barajas. Decenas de gatos conviven alrededor del aeropuerto. Proceden de la calle o, en muchos casos, del abandonos de pasajeros.
Elena es una de las voluntarias de Gestión felina del Aeropuerto de Madrid. Compagina su trabajo en AENA con el cuidado de los gatos: los alimenta, los esteriliza y los desparasita.
Desde el martes, esta actividad será ilegal. Ese día entra en vigor una nueva norma de seguridad que prohibe alimentar o cuidar a los animales en el recinto.
La norma de seguridad en platofirma reserva en exclusiva la atenciuón animal a un departamento propio: el servicio de control de Fauna. Su misión será suprimir estas colonias.
Frente a este decisión, El grupo de gestión felina reclama una alternativa que permita mantener a los animales en condiciones de seguridad.
El incumplimiento de esta norma implica sanciones graves y en último término la retirada de la tarjeta de acceso.