Lo conocimos como Guille cuando apenas tenía 12 años en una de las series más recordadas de nuestra televisión, pero detrás del actor que encarnaba a uno de los personajes más queridos de Los Serrano, se escondía un drama familiar que lo ha marcado para siempre.
Víctor Elías ha reconocido algunos de los problemas que sufrió durante esta etapa: “Al poco de empezar en Los Serrano, llegué superfeliz de grabar y mi madre no estaba en casa. Empecé la ruta de las tabernas, buscándola por todos los bares del barrio hasta que la encontré completamente borracha y me empezó a gritar de todo”.
El actor asegura que con 13 años llegó a denunciar a su madre y esta perdió la custodia: "Es la decisión más difícil de mi vida, pero ya no podía más. (...) El juez hizo algo que me sorprendió y ahora sé que fue la mejor decisión, me mandó a vivir con mis tíos. Mi madre nunca me perdonó aquello".
Tras las cámaras y el éxito, se escondía una auténtica pesadilla para él que iba más allá de la “enfermedad de sus padres” y que se trasladó al colegio mediante el bullying: “Las palizas porque era gracioso pegar al famoso, mi reacción haciéndome yo mismo violento, los problemas de adaptación al mundo real…”.
Una infancia que Víctor Elías recuerda como caótica y qué se convirtió en un infierno durante su adolescencia, cuando probó la cocaína por primera vez a los 20 años: "Llegó un momento en que me pasé cuatro días en casa sin comer ni dormir. Solo, raya, piano, raya, piano, raya...". Al salir había fallado a medio Madrid y, al fin, me levanté y dije: "¿Qué cojones estoy haciendo?". Pero a partir de ahí es un proceso muy jodido”.
A pesar del sufrimiento, el músico ha podido salir de ello y ahora vive una nueva vida con su mujer Ana Guerra, después de una boda en la que vetó el alcohol y las drogas, para dar paso un gran momento personal: “Yo solo no hubiera conseguido salir, seguiría metiéndome o estaría muerto. Pero estoy bien".