Navidad son días de cenas, compromisos y reuniones familiares. Lo que para muchos es una época de diversión y disfrute para muchos, aunque para otros se convierten en una auténtica pesadilla. Hay quienes sufrimos más de lo que nos divertimos.
Cada vez somos más las personas que padecemos ansiedad social en navidad. El temor a sentirse fuera de lugar en la cena de empresa, la presión por encontrar el regalo perfecto y el resto de obligaciones de estas semanas provocan lo que ya se considera un trastorno psicológico.
Según SIGMADOS, cerca del 25% de los encuestados ha experimentado problemas de salud mental, depresión o ansiedad, durante las fiestas navideñas.
Los alegres villancicos o las luces por toda la ciudad disfrazan unos días donde el estrés se convierte en lo normal.
Queremos estar a la altura y nuestro nivel de exigencia es mayor que el resto del año. Los expertos advierten, convertimos la navidad en un auténtico desafío y como consecuencia dejamos de disfrutarla.
Es muy difícil llegar a todo y nada fácil decir que no, pero aprender a hacerlo y establecer límites es la clave para disfrutar sin presiones. Un ejemplo, si sufrimos al ser invitados a más de diez eventos, debemos escoger los que más ilusión nos hagan y enfocarnos en ellos en vez de en no llegar al resto.
También son unas fechas muy complicadas para quien vive un duelo, hay personas que afrontamos esta festividad como un continuo echar de menos a quien este año deja un hueco vacío en la mesa. O a los peludos que nos han acompañado durante mucho tiempo y ahora por primera vez no están.