Un año después de su inapelable victoria en las urnas del 4M, Isabel Díaz Ayuso encara el final de la legislatura con la vista puesta ya en las elecciones autonómicas y municipales de 2023, con las encuestas a favor y zanjada la crisis interna que dinamitó el PP por la guerra con Pablo Casado, a la espera de hacerse con el control del partido en Madrid.
Fue justo hace un año cuando comenzó el choque con Génova al querer adjudicarse Casado el triunfo del 4 de mayo, y terminó de estallar cuando la presidenta regional manifestó su voluntad de querer presidir el PP madrileño, a lo que la dirección nacional se negaba.
Doce meses después, Ayuso ha ganado la batalla a Casado, relevado en abril por Alberto Núñez Feijóo para tratar de cerrar las heridas que abrieron en canal al partido.
En unas semanas, el próximo 21 de mayo dará por zanjado este convulso capítulo cuando finalmente se haga con el mando orgánico del PP madrileño y comience a trabajar en las listas electorales de 2023.
Pese a una constatada diferencia de modelos políticos, el nuevo líder del PP respalda a la presidenta madrileña y le deja las manos libres para formar a su equipo.
A la presidenta madrileña no le ha pasado factura, según las encuestas, la polémica por el contrato por el que se habría llevado comisiones su hermano y la guerra con Casado, y volvería a arrasar en los comicios, pero seguiría necesitando a Vox, que está forzando los pactos que arrancó al PP para hacer a Ayuso presidenta.
RELACIÓN CON VOX
Mientras la mandataria no cesa en sus "guiños" al partido de Rocío Monasterio -dando cumplimiento a sus exigencias como el impulso a la reforma del Estatuto de Autonomía para la reducción de diputados de la Asamblea de 136 a 91, la creación de una auditoría de las subvenciones que otorga la Comunidad de Madrid, o la creación de una comisión de estudio sobre bandas juveniles-, Vox no se lo está poniendo fácil en este último tramo de legislatura.
De hecho, hace dos semanas tuvo en vilo al Gobierno regional hasta el último momento con su amenaza de tumbar la propuesta estrella de Ayuso de la Ley de Autonomía Fiscal y Financiera, que busca blindar la región de una posible armonización fiscal por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez.
Finalmente, permitió que continuara su tramitación, pese a que el partido de Rocío Monasterio trata de marcar distancia ahora con el PP, también con la vista puesta en 2023.
Vox condicionará que el Gobierno de Ayuso pueda sacar adelante sus leyes pendientes, como la aprobación definitiva de la Ley Ómnibus, la Ley de Mecenazgo, la Ley de Farmacia, o la Ley de Mercado Abierto.
OBJETIVO: RECUPERAR EL CINTURÓN ROJO
Con la pandemia en una situación mucho más controlada, Ayuso ya mira a mayo de 2023, y su objetivo es recuperar el conocido como "el cinturón rojo": los municipios del sur de la región en los que gobierna el PSOE, como Alcorcón, Getafe, Móstoles, Leganés, Arganda del Rey, Pinto o Fuenlabrada.
Este último es el lugar escogido por la presidenta madrileña para `celebrar el aniversario de las elecciones, hacer balance de su año de Gobierno en solitario tras la fallida coalición con Ciudadanos y comenzará, previsiblemente, una larga precampaña electoral hasta 2023.
El objetivo es marcar terreno frente a Vox, por lo que Ayuso organizará una convención en octubre para trabajar en la línea política que seguirá el partido madrileño, tras el congreso autonómico del 20 y 21 y mayo.