Un jurado popular ha declarado culpable por unanimidad al acusado por el asesinato de una mujer paraguaya, Esther Escobar, a la que presuntamente mató de un disparo en la cabeza con una pistola en febrero de 2020 en el madrileño distrito de Ciudad Lineal.
Además, la totalidad de los nueve miembros del jurado han considerado en su veredicto, hecho público este miércoles, que concurren las circunstancias agravantes de alevosía y género, esta última solicitada por la acusación particular y a la que se sumó el fiscal en sus conclusiones definitivas.
En función del veredicto del jurado también se podría aplicarle las circunstancias atenuantes de actuar bajo una grave adicción a sustancias estupefacientes, así como por haber obrado por un estado pasional muy poderoso, han informado a Efe fuentes jurídicas.
Tras la lectura del veredicto por parte del representante de los miembros del jurado, el fiscal ha mantenido la petición que realizó en sus conclusiones provisionales de 26 años y medio de prisión, 24 y medio por el delito de asesinato con agravantes y 2 por el de tenencia ilícita de armas.
El abogado que ejerce la acusación particular, Juan Manuel Medina, ha solicitado por su parte 27 años de cárcel para Antonio L., 25 por el delito de asesinato y 2 por el de tenencia ilícita de armas.
Tanto el representante fiscal como el letrado de la acusación particular piden también una indemnización de 1.020.000 euros en concepto de responsabilidad civil para los familiares de la víctima, Esther Escobar.
Asimismo, ambas partes han considerado la agravante de reincidencia, ya que el acusado fue condenado por una doble tentativa de homicidio con la eximente completa por alteración psíquica, por lo que solo cumplió 4 años de internamiento psiquiátrico.
Esther Escobar, de 40 años y madre de cuatro hijos, fue presuntamente asesinada por el acusado, uno de sus clientes en un club en el que ejercía la prostitución.
Antonio Leal se retractó en su declaración en el juicio de la confesión del crimen que hizo a los agentes ante los que se entregó en Albacete, donde huyó, según su versión, por temor a que le mataran también a él los dueños de dicho club.
Sin embargo, los policías de Albacete relataron ante el jurado que el acusado confesó que había acabado con la vida de Esther, con la que había mantenido relaciones, porque estaba "cansado" de que prestara sus servicios a otros hombres.