El secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), Miguel López, mostró su descontento hacia la ayuda de 150 millones de euros procedente de la UE para paliar los daños de las zonas más afectadas por el impacto de la crisis del pepino. Una ayuda que, en palabras de López, es "vergonzosa" y exige que se conceda una "sin humillar", porque "ya hemos perdido 350 millones de euros en el sector".
Así lo declaró en una rueda de prensa celebrada este miércoles en la Plaza Felipe II de Madrid junto a más representantes del sector, donde después, los agricultores de distintas explotaciones repartieron 40.000 kilos de hortalizas para promocionar los productos españoles que han sufrido el impacto de la crisis y resaltar su calidad y su seguridad.
En declaraciones a los medios, Miguel López aseguró que la UE les tendría que haber ingresado una cantidad de 1.000 millones de euros para "reparar esta situación y tener más liquidez".
"Este sector es estratégico para la economía, aporta un 50% del empleo agrícola, por lo que nos estamos jugando el futuro", añadió durante la rueda de prensa.
Asimismo, pidió a la UE una trazabilidad de los productos más rigurosa, es decir, una mayor posibilidad de identificar lo que ocurre en las diferentes etapas de producción y distribución y poder identificar a los responsables cuando se produzcan crisis de este tipo.
El acto contó también con la participación de representantes de las organizaciones de consumidores UCE, CECU y Asgeco, quiénes reivindicaron la calidad de los productos españoles, que cumplen los controles de calidad y animan a los españoles a consumir los productos de temporada.
En este sentido, el presidente de UCE, José Ángel Oliván, resaltó la implicación del sector para devolver a los consumidores el prestigio que se merecen. "En Europa nos deberían poner un monumento porque los productos españoles alimentan a muy buen precio y no está bien valorado y, sin embargo, son de primera calidad".
Los agricultores de distintas explotaciones del país que acudieron este miércoles a promocionar sus productos mostraron también su descontento con esta situación. "Esta situación nos ha hecho tirar más de 80.000 kilos de pepinos, y también tomates, judías o pimientos, porque los precios han bajado mucho", afirman desde una explotación granadina.
Otro agricultor, procedente del valle del Ebro, también ha visto afectada su explotación, en este caso de ciruelas y cifra las pérdidas de su producto entre un 20 y un 30%. "El problema es que, además de las pérdidas económicas, tampoco hay ya demanda de esta fruta", y añadió que "ya no tenemos miedo económico sino que tenemos miedo a que toda la fruta se quede sin recoger", añadió este agricultor turolense.