Más anunciantes están optando por apartarse de Twitter en medio del caos que vive la red social desde que fue adquirida hace dos semanas por el multimillonario Elon Musk.
Omnicom -de las casas publicitarias más grandes del mundo y que representa a marcas como McDonald's, Apple o PepsiCo- recomendó este viernes a sus clientes suspender la compra de anuncios en Twitter, sumándose a otros rivales que ya habían hecho lo mismo.
La decisión responde, según Omnicom, a una serie de eventos en los últimos días que pueden tener "serias implicaciones para los anunciantes", entre los que señala los despidos en los equipos de seguridad de Twitter, la dimisión de varios altos ejecutivos y la proliferación de cuentas que usan el sistema de verificación de pago puesto en marcha por Musk para hacerse pasar por empresas o personalidades.
Riesgo inaceptable
Así lo detalló la firma en un mensaje interno publicado hoy por varios medios estadounidenses, en el que Omnicon concluye que el riesgo para las marcas de sus clientes ha aumentado en Twitter hasta "un nivel que la mayoría consideran inaceptable".
Anteriormente, otros gigantes del sector ya habían recomendado a sus clientes dejar temporalmente de anunciarse en Twitter y varias grandes empresas habían paralizado su publicidad en la plataforma, sobre todo por la incertidumbre en torno a la deriva que podía tomar la red social por las promesas de Musk de dar prioridad a la libertad de expresión por encima de la moderación de contenidos.
Aunque el hombre más rico del mundo ha tratado de tranquilizar a los anunciantes y ha evitado por ahora imponer grandes cambios en la moderación, los acontecimientos de los últimos días parecen seguir alejando de Twitter la publicidad, que es su principal vía de ingresos.
Falsas cuentas verificadas
Esta semana, el problema más sonado ha sido el estallido del número de cuentas impostoras, que han aprovechado la posibilidad de obtener el estatus de verificadas con sólo abonarse al servicio Twitter Blue para sembrar la confusión en la red.
En la mayoría de casos, se ha tratado de simples bromistas que se han hecho pasar por empresas o personalidades, pero el riesgo para las marcas es obvio.
Este viernes, la farmacéutica Eli Lilly cayó en bolsa después de que un falso perfil suyo en Twitter anunciase que la insulina, uno de sus principales productos, pasaba a ser gratis, en un mensaje con fuerte repercusión y que obligó a la empresa a salir a desmentirlo.
Aunque la bajada estuvo enmarcada en un mal día generalizado para el sector sanitario, el caso de Eli Lilly ilustró los peligros que plantea el nuevo sistema de verificación de pago, que por sólo 8 dólares y sin ningún tipo de control permite acceder al símbolo azul que durante años distinguió a cuentas relevantes y cuya identidad había sido confirmada.
Ante los repetidos problemas de suplantación, Twitter optó el viernes por suspender el nuevo Twitter Blue y por recuperar para sus anunciantes la etiqueta gris de "original" que había puesto en marcha unos días antes y, casi de inmediato, retirado por orden directa de Musk.
Según apuntan medios especializados, uno de los peligros para Twitter es que precisamente en esta época del año se negocian muchos contratos publicitarios a largo plazo con los mayores anunciantes, que pueden optar por irse a otras plataformas.
The Wall Street Journal, por ejemplo, cita hoy a una fuente anónima vinculada a una gran compañía de productos de consumo que prevé detener sus anuncios en Twitter al menos durante el primer trimestre del próximo año y mover un presupuesto de unos 10 millones de dólares a TikTok, servicios de streaming y Google.