La publicidad de refrescos, snaks o comida rápida afectan a la salud de los menores, tal y como asegura un estudio que confirma que 8 de cada 10 menores y adolescentes consumen este tipo de alimentos al verlos anunciados.
Estos datos señalan que, concretamente, el 80% de los niños y de los adolescentes, entre 8 y 16 años, han estado expuestos en algún momento a anuncios de alimentos poco saludables y, además, los han consumido.
En estos productos se encuentra la comida rápida, snacks, bollería industrial, chucherías y refrescos o bebidas energéticas.
Si hablamos de esta comida rápida y snacks, como gusanitos o patatas, el estudio arroja que los menores los consumen igual y en un porcentaje muy alto entre el 80% y el 90% de ellos, independientemente de si lo ven anunciado.
En cambio, el consumo aumenta en el caso de refrescos o bebidas energéticas cuando ven publicidad sobre ellos.
Y es que, al margen de los datos, esto tiene consecuencias para la salud de los más pequeños ya que comer estos alimentos en pleno desarrollo, durante 8 años de vida, supone una ingesta de 23 kilos extra de azúcar.
Expertos como el nutricionista Javier Fernández Ligero, explican además que injerir este tipo de comida tiene más relación con el "hambre emocional" y por esa costumbre cada vez más generalizada de "estar todo el día picoteando".