Catarroja, 20.000 habitantes, es uno de las municipios arrasados por la DANA. Al fango y el destrozos, se une el drama con que tienen que vivir sus vecinos ante la falta de ayuda externa recibida siete días después de la avalancha de agua. Una ayuda que no ha llegado a tiempo y cuya falta aún hoy persiste en muchos puntos y barrios del municipio.
El testimonio de Enrique Palau, un vecino de la localidad, es suficiente para mostrar la desesperanza que se viven, aún hoy, miles de valencianos en muchos municipios de Valencia. Él ha tenido que hacerse cargo de de un vecino, de 70 años, que vive sólo y que encontró vagando por las calles buscando ayuda y comida. Un vecino sin familia y con evidentes signos de abandono. Fue el miércoles y desde entonces acude a su casa a dejarle comida.
La historia de Enrique es tan solo un ejemplo más de la ola de solidaridad desatada por los vecinos de Valencia ante la falta de respuesta de las administraciones.
"Desde el primer día estamos todos super asustados, con mucho miedo. A partir del segundo día que se pudo salir a la calle, nos pusimos a ayudar a la gente". Habla en plural porque es junto a su hermana, cuñado y tía, con lo que desde entonces se dedica a repartir el pan y comida que consiguen por el pueblo.
Fue así, repartiendo comida como se encontró al abuelo. "Vimos a un abuelete, con una persona, como si se hubiera caído o algo y no, estaba buscando comida; se trata de una persona que andando 10 metros tarda una hora, olía a orín. Regresé a casa, cogí toda la comida que pude y se la llevé a su casa. Tenía la nevera con comida llena de moho. Yo quería tirársela a la basura y no me dejaba. Y a partir de ahí, le dije que iría todas las tardes a llevarle algo de comida".
Se trata de una persona con evidentes de signos de abandono y estado de necesidad. "No tiene familia, el baño lo tiene roto y nadie le ayuda", narra muy afectado.
"No nos está ayudando nadie del Gobierno. La ayuda está llegando pero no sabemos donde está. Lo único que veo son vecinos con palos y escobas. Maquinaria pesada no la dejan entrar. La comida la están dejando fuera en gasolineras", narra indignado. "Si no fuera por nosotros, nos suicidaríamos todos", sentencia.
Siete días después, a pesar de los anuncios realizados, hay barrios en el municipios donde todavía no ha llegado nada de ayuda. "¿Puedo decir algo?, pregunta. "El pueblo salva al pueblo", sentencia.
De los políticos, sus declaraciones y anuncios no espera nada. Y se pregunta: "Cuando pase esto, luego ¿qué?" .