Esta semana terminan las clases de los más pequeños y comienza el quebradero de cabeza de los padres, ¿qué hacemos con los niños mientras estamos trabajando?
Los abuelos siguen siendo la principal opción para 6 de cada 10 familias españolas que confían en ellos para cuidar a los menores durante la jornada laboral, principalmente por los elevados precios de los campamentos de verano, imposibles de costear para numerosas personas.
Y una de las principales dudas de los padres son aquellos permisos de familia que aprobó el Gobierno central el pasado 2023 y que les puede hacer encajar ese puzzle de la conciliación.
Se trata de la ley de Familia y establece un permiso de ocho semanas por progenitor para menores de 8 años. La novedad es que, hasta ahora, se trataba de un permiso no retribuido pero que, según esta ley, a partir del 2 de agosto el trabajador tiene permiso a que sea retribuido parcialmente, concretamente 4 de las 8 semanas. Hay que solicitarlo por semanas completas a la empresa y con un margen de, al menos, 10 días.
Por otro lado, las familias también tienen derecho a solicitar una adaptación de la jornada laboral para conciliar si tienen hijos menores de 12 años y el teletrabajo entra como opción si el puesto lo permite. La empresa deberá responder a estas solicitudes en 2 semanas, y no en 4 como estaba establecido.
Además, se amplía a 5 días el permiso por enfermedad (ingreso hospitalario, operación) para familiares con parentesco de hasta segundo grado y 4 días que se pueden coger por horas para causas de fuerza mayor como que un hijo enferme o un accidente. Un paso más para la conciliación tan deseada por las familias y que sigue siendo una asignatura pendiente en nuestro país.
“La conciliación, sobre todo en verano, pero también el resto del año se convierte en un privilegio pagado porque si tienes dinero puedes conciliar pero si no tienes que recurrir a lo que queda que son los abuelos”, nos ha contado Maite Egoscozabal, del Club de Malasmadres.
Desde esta asociación reivindican que la conciliación “no tiene que ser un privilegio sino un derecho de las familias, sobre todo para que los niños puedan estar atendidos en verano, donde la actividad laboral de los padres no para”.