Escuchar los audios recibidos en WhatsApp al doble de velocidad es ya algo común para la mayoría de usuarios. Sin embargo, esta tendencia de "hacerlo todo en menos tiempo" ha llegado a las plataformas de contenidos de todo tipo y cada vez son más los que eligen una velocidad de 1,5 para música, series, podcast y vídeos.
La generación de nacidos entre los años 90 y los 2000 destaca por un consumo "acelerado" y "masivo" de contenido audiovisual a través de plataformas como Netflix o Youtube, que permiten aumentar la velocidad de reproducción con un solo clic. "Así ganas tiempo, puedes ver de qué va o avanzar para saber qué pasa después".
La neuropediatra María José Mas explica que "el cerebro humano tiene gran capacidad de adaptación y por ello puede ser una condena". Los más jóvenes se "acostumbran" a la velocidad e inmediatez, por lo que "pueden empezar a notar que las cosas son lentas y aburrirse".
Según la web de tecnología Xataka, "existen estudios desde los años 90 que demuestran cómo la velocidad a la que interactuamos en Internet afectará a cómo nos relacionamos con los demás". Así, los 'fasters' que "verán normal reproducir los contenidos a mayor velocidad", pueden "impacientarse" y llegar a construir una obsesión "por no perderse nada".