María Gracia Bravo, vecina de Algeciras, pudo ver al hombre autor del ataque con la catana "caminando agitado por la plaza e intentando entrar en otra capilla más, que estaba cerrada". Tras asustarse, María se cerró dentro de su negocio y "al ver al chico con una catana, gritando y dando patadas, llamamos a la policía. Primero vino la local y luego la nacional".
El individuo fue detenido "cuando se iba por un callejón cercano" y ahora María sabe que lo vio "después de que atacase a las víctimas".
"Cuando lo vimos ya había atacado al sacristán e intentó entrar en la segunda capilla, al no poder entrar empezó a volverse loco y a dar patadas, y ya llegó la policía", relata la testigo.
A pesar de los momentos vividos, María remarca que "esto es una ciudad de 121.000 habitantes censados, que habrá muchos más, y es muy tolerante con muy buena convivencia". Considera que "esto puede pasar en cualquier ciudad y no tiene que ver, aquí la convivencia es muy buena aunque, claro, estamos en paso entre dos continentes".
Por último, la vecina se suma a las palabras de su alcalde sobre la necesidad de mayores recursos para asegurar la zona: "Necesitamos ser una zona de especial singularidad para mayor seguridad porque nuestras fuerzas de seguridad se lo merecen".