Llegan las vacaciones y las agendas vacías después de varios meses llenos de calendarios, plazos y tareas. Al verlas en blanco, hay personas que sienten ansiedad y solo pueden llenarla de actividades. Así, perder la mirada mientras pasean, tumbarse en una hamaca y dejarse mecer por su movimiento, son actividades que pueden llegar a estresarlas. Padecen lo que los psicólogos denominan como ociofobia.
“Todo son deadlines, situaciones de mucho estrés que hacen que las personas, cuando terminan esos momentos, son incapaces de desconectar”, explica el psicólogo Arturo Gracia en 120 Minutos.
“Hay gente que tiene miedo, pánico al hecho de estar desocupado. Les entra ansiedad. Preferirían, mucho más, estar todo el día ocupados. Hay también los que están mal psicológicamente, que no quieren parar porque entonces tienen más tiempo para comerse el coco, para hacerse más desgraciados. Está el miedo a parar y encontrarte con tu propio desastre mental”, explica el psicólogo Rafael Santandreu en Cinco Días.
Estos pueden ser casos más extremos, pero lo cierto es que “para el adulto moderno es mucho más difícil no hacer nada que tener la agenda ocupada”, asegura Santandreu. Lo que en vacaciones se puede traducir como un sinfín de actividades para rellenar el tiempo libre, hasta el punto de llegar al final del verano, casi con más estrés que como se empezó. Los expertos abordan un sentimiento que puede surgir en esos momentos de asueto: la culpa.
Para psicólogos como Arturo Gracia, la solución para un problema tan presente y actual, pasa por conocer la psicología de cada uno a través de asistencia asistencia psicologica.