Como cada año, después del verano, una boina de contaminación se sitúa sobre el cielo de Madrid.
El máximo responsable de que vuelva a aparecer es, sin duda, el tráfico. Más de dos millones de vehículos circulan a diario por Madrid y esto deja consecuencias para el medioambiente y para la salud de los madrileños.
Para prevenir episodios de elevada contaminación, el Ayuntamiento pondrá en funcionamiento una serie de medidas en los próximos meses: reducir la velocidad en vías como la M30, furgonetas de reparto eléctricas y hasta prohibición de circular a los vehículos en función de su matrícula y a los taxis vacíos en el centro de la ciudad los días que los índices de polución se disparen.
Unas medidas que ya han demostrado su eficacia en otras ciudades europeas como Londres, Italia o Francia y que, a pesar de que todavía se desconoce su fecha de aplicación definitiva, ya tienen divididos a los madrileños.