Una de cada tres agresiones sexuales en los últimos cinco años fue bajo los efectos de la sumisión química. Las víctimas consumieron alguna sustancia que anuló su voluntad.
En las últimas semanas, además, muchas jóvenes han denunciado ‘pinchazos’ en lugares con grandes multitudes. Existe una alarma sobre qué sustancias se podrían inyectar o si estos ataques tienen que ver con algún intento de transmisión de alguna enfermedad. O si simplemente es una manera de ‘atemorizar’ a las jóvenes en discotecas y bares de copas.
Guillermo Burillo, Coordinador del grupo de toxicología de la Sociedad Española de la Medicina de Urgencias, asegura que hasta el momento no se han detectado la inoculación de sustancias en todas las jóvenes que han denunciado estos hechos, “pero aún tenemos que analizar posibles transmisiones de infecciones”.
Burillo pide a la sociedad que no extienda el alarmismo: “Da la impresión de que se trata de una ‘gracieta’, de ‘una broma pesada’. Hasta el momento no se han detectado casos de sumisión, de agresión sexual o de robo. Nos inclinamos a pensar que es una reacción banal, más que haya un producto en sí. Algunas han ido pronto a los servicios de urgencias y no se han detectado sustancias”.
Sin embargo, muchas de estas jóvenes aseguran que sienten mareos y debilidad en las piernas.
“Esto es lo que no cuadra. Tenemos varias hipótesis. Lo fundamental es que el alcohol es la principal causa de sumisión química y no habría que desviar el foco de aquí. Aunque todavía estamos pendientes de la infección, que es lo que más preocupa, y que se pudieran trasmitir mediante estas vías”.