El Monasterio de las Descalzas Reales reabre sus puertas al público con visitas guiadas, que conviven con el día a día de las 19 monjas clarisas que habitan el convento de clausura.
Ha estado casi dos años cerrado, en los que se ha llevado a cabo la restauración de 41 obras y varios retablos de la colección real, además de la rehabilitación de alguno de sus espacios más emblemáticos. Ana García Sanz, conservatorio del monasterio, nos guía por las 8 salas que se pueden visitar.
La renovación ha afectado a las ocho salas de exposición, con una nueva distribución de buena parte de las 200 obras que se contemplan, así como a la iluminación, las paredes y otros elementos decorativos, explica la conservadora del palacio.
Junto al medio centenar de obras, también se han renovado tres retablos, el más relevante, el dedicado a Santa Clara, que da nombre a la orden, lo que ha permitido a su vez documentar y analizar el mural que hay oculto tras él.
Entre las pinturas remozadas más sobresalientes, están el tríptico de La Virgen del Papagayo, de Adriaen Isenbrandt; “Sor Ana Dorotea de Austria”, de Pedro Pablo Rubens; “La Anunciación”, de Vicente Carducho; “Santa Cecilia”, de Michiel Coxcie, o “Santo Protector”, de Gaspar Becerra.
El monasterio de las Descalzas Reales se fundó en 1559 y desde entonces lo habitan las clarisas franciscanas, que le dan nombre por las sencillas sandalias que emplean en su vestimenta.