El resfriado común puede ser una pesadilla cuando las mucosidades no dejan de acumularse. Y lo más natural del mundo es sonarse los mocos para aliviar la congestión.
Pero aunque sea una actividad con la que todos estamos familiarizados, hacerlo de la forma incorrecta puede ser perjudicial para nuestra salud. Siempre se puede aprender algo nuevo en esta vida, incluso en el ámbito de sonarnos los mocos.
Según un estudio de la Universidad de Virginia, ejercer demasiada fuerza al sonarse puede empujar las mucosidades hacia los oídos o los senos nasales, provocando infecciones como otitis o sinusitis.
Según el doctor Darío Fernández, médico de familia, sonarse la nariz de forma excesivamente fuerte puede generar varios problemas, como la acumulación de moco en lugares indeseados, lo que aumenta el riesgo de infecciones en los oídos y en los senos nasales.
Para prevenir estas complicaciones, los expertos recomiendan un método sencillo y efectivo: tapar una fosa nasal mientras se expulsa el aire por la otra.
Este procedimiento reduce la presión y facilita la expulsión adecuada del moco. Complementa esta técnica con lavados nasales de solución salina, que ayudan a limpiar las vías respiratorias y a mantenerlas hidratadas.