Las cenas de empresa son una cita tradicional que suelen tener lugar, en mayor parte, en las fechas de Navidad. Un detalle que no solemos tener en cuenta en estos eventos, es que nuestro comportamiento puede ser puesto a examen y tener consecuencias. La más grave es el despido, sobre todo si no es la primera vez que el trabajador monta un espectáculo.
Además de evitar peleas o insultos a compañeros o jefes, también hay que tener mucha prudencia a la hora de difundir las imágenes grabadas durante la comida. Y, por supuesto, si hemos bebido alguna copa de más, prohibido coger el coche.
Insultos o vejaciones
Emilia Sánchez, abogada de Legálitas, asegura que según las situaciones "pueden tener lugar medidas disciplinarias". "En principio pensamos que cuando no estamos en horario laboral podemos hacer nuestra vida en la que no nos vemos inmersos en ningún control por parte de la empresa. Pero sí que en este tipo de situaciones, si son graves o reiterativas, pueden tener lugar medidas disciplinarias", indica.
"Suelen ser insultos o vejaciones que dan lugar a risas o mofas pero que pueden perjudicar la imagen de la empresa y el ambiente que debe reinar después en el trabajo", señala. Este tipo de eventos perdió importancia durante la crisis económica de nuestro país aunque desde 2015 ha recuperado sus niveles habituales.
Según un informe reciente, las compañías gastan una media de 90 euros por empleado, aunque esa inversión oscila entre los 65 y los 120 euros. En otros casos, las empresas ni organizan el evento ni se hacen cargo de los gastos, y son los propios empleados los que tiene que pagar su cubierto.
Amonestaciones
Emiliana Sánchez subraya que una embriaguez puntual no puede ser motivo de despido. "Este tipo de situaciones siempre tienen que ser valoradas por el juez, no hay una lista de situaciones taxativas. Siempre hay algún caso y también es muy dado a que la gente suba en redes sociales vídeos de las cenas con comentarios ofensivos que han sido motivo de despido. Todo el mundo debe tener sentido común", insiste.
De hecho, la actuación debe considerarse grave como una agresión, o una amenaza a otro compañero. Si el trabajador hubiera sido amonestado anteriormente puede volver a ser amonestado.