Lo llaman el efecto 'frontera'. La urbanización Calypo Fado se encuentra a caballo entre las comunidades de Madrid y la de Castilla La Mancha, concretamente la provincia de Toledo.
En la misma calle hay casas en Toledo y casas en Madrid. A un lado está Casarrubios del Monte, en Toledo, y al otro, Navalcarnero.
Algunos consideran surrealista esta imposibilidad de atravesar sin papeles esa 'frontera' en la que ha quedado dividida la urbanización.
En teoría sus vecinos no pueden cruzar de una parte a otra aunque estén dentro de la misma urbanización. Pero hay gente que se salta el confinamiento por necesidad y cruza de provincia y de comunidad para comprar el pan o ir al cajero por ejemplo.
Silvia nos cuenta que la urbanización tiene más de 1.500 habitantes censados pero en realidad viven más de 2.000.
“Mucha gente de Toledo tiene su banco en Madrid. Aquí están las peluquerías y tienen que presentar un justificante para venir” nos cuenta.
Hay vecinos que llevan más de 20 años allí y que no están empadronados, principalmente por motivos sanitarios, laborales o escolares.
Asegura que es una zona con una idiosincrasia especial, media urbanización en una comunidad y media en otro. La mayoría de los vecinos tienen sus justificantes para poder desplazarse de un lugar a otro y aunque los supermercados están en la zona de Toledo por “sentido común”, dice, van a ellos a comprar y no se van a otras localidades de Madrid aunque no esté permitido.