La historia de la calle de la Amargura y los ajusticiados en la Plaza Mayor
Qué sistemas de ejecución se usaban en la plaza
Foto: REDACCIÓN |Vídeo: Telemadrid
REDACCIÓN
Cierto que el fantasma más famoso de la Plaza Mayor es Cirilo, que según cuentan, se aparecía en el soportal de la Carnicería (en donde hoy se puede ver un hotel) para espantar a os malhechores. Sin embargo, la Plaza mayor no solo cuenta con un buen número de fantasmas, sino también con ejecuciones no exentas de leyendas. Y es que esta plaza era el lugar en donde se daba un final a bandoleros, malhechores y hombres y mujeres que se habían 'manchado las manos' de alguna forma.
Por la calle de la Amargura
De hecho, una de las callejuelas de esta plaza se conoce como ‘Calle de la Amargura’ (aunque en realidad se llama Calle del 7 de julio). Y se conoce con este nombre porque era el último ‘paseíllo’ de los reos que iban a ser ejecutados en la plaza.
Entre los ajusticiados, algunos reos tan conocidos como Don Rodrigo Calderón. Famosa es la frase ‘Tiene más orgullo que Rodrigo Calderón’. Este dicho popular se refiere a que Don Rodrigo, al ser noble, pudo elegir su muerte. No fue ahorcado, sino degollado, por privilegios de su condición. En este caso, la muerte degollado ‘por delante’ era la típica elección de los nobles.
Otro caso famoso es el de Francisco Castillo. Su mujer cometió la imprudencia de enamorarse de su primo. Y en una de sus visitas 'familiares', aprovechó que Francisco Castillo estaba enfermo en cama para apuñalarle hasta acabar con su vida.
Lo más curioso es que este caso aparece reflejado en El Capricho 32 de Goya (la imagen de una mujer condenada), porque el fiscal que llevó este proceso era amigo personal del pintor. La mujer de Francisco Castillo fue la última ejecutada en la Plaza Mayor a garrote vil.