La contundente derrota sufrida en Sevilla acerca al Rayo Vallecano a Segunda, le hunde en la clasificación como colista y, a falta de cuatro jornadas para acabar la temporada, el equipo se aferra a un milagro sin confiar en las cuentas de las posibles combinaciones que le podrían salvar.
Ahora el Rayo tiene por delante cuatro partidos de máximo riesgo. Primero contra el Real Madrid en Vallecas, después con el Levante en Valencia, posteriormente de nuevo en casa con el Valladolid y para acabar con el Celta en Vigo. Un calendario complicado y además contra tres rivales que también pelean por la permanencia y venderán caros los puntos.
"No hay margen de error. Afrontamos lo que queda sin nada que perder y mucho que ganar. Vamos a dar todo de aquí hasta el final. Nos da mucha rabia esta situación, pero ahora más que nunca todos juntos y a luchar hasta el último minuto", ha dicho uno de los capitanes, Jordi Amat.
"La permanencia no es imposible, pero sí está más difícil. Todo es esquivo, pero aun así hay que competir hasta el final. Quiero que seamos respetuosos con el escudo que defendemos y que lo hagamos hasta el final, pase lo que pase", confesó Paco Jémez.
Un año después de celebrar su regreso a Primera, el Rayo empieza a lamentarse por una temporada en la que nada ha salido bien, la ilusión solo duró unas pocas semanas y el túnel oscuro de Segunda comienza a verse demasiado cerca.