Si nos ajustamos a su definición. Un capricho se refiere a aquella idea o propósito que uno se forma sin razón aparente. Lo que es lo es lo mismo, una decisión o una exigencia que es arbitraria.
Es lo que debe pensar el Real Madrid cuando Zinedine Zidane pone sobre la mesa el nombre de Paul Pogba. "Pogba me gusta mucho. No es algo nuevo. Lo conozco de manera personal y hablo con naturalidad sobre el tema", ha llegado a decir el entrenador del Real Madrid.
Zidane ha decido en la cuestión de la portería y como guiño la cúpula blanca asume el antojo de Pogba, más cuando el jugador ha repetido su deseo de vestir de blanco. "El Real Madrid es un sueño para todos los niños, para todos los jugadores de fútbol, especialmente con Zidane", comentó el centrocampista francés a finales de marzo.
Un halago para el Real Madrid, pero que va a salir un poco caro. Más o menos, unos 120 millones de euros, que es la cantidad máxima que querían pagar desde Chamartín. En Manchester, en cambio, quieren sacar partido a este deseo de Zidane. 180 millones piden por el campeón del mundo.
En esto de las negociaciones siempre hay un punto intermedio entre las partes, en este acuerdo los 140 millones de euros. Cifra que variaría si en la operación entran en juego los nombres de Casemiro y Kroos, que con la llegada de Pogba, uno de los dos vería la puerta de salida.
La misma cantidad que para Bale, otro de los candidatos para abaratar esta gestión. Conocida ya como El Capricho de Zidane.