El Palacio de la Bolsa de Madrid es una auténtica joya cuyo edificio oculta muchos secretos que el público no conoce.
El parqué de la Bolsa ha vivido mucho ajetreo a lo largo de toda su existencia: gritos, estrés, compras y ventas. Actualmente está vacío porque en el 1989 se digitalizaron todas las transacciones y ahora los ‘brokers’ trabajan bien desde sus casas o bien desde las oficinas Las Rozas.
Vemos también los corros donde se dividían los agentes de cambio y bolsa, cada 10 minutos sonaba la campana los corros iban cambiando.
De ahí pasamos al Salón de los Pasos Perdidos cuyo poético nombre hace referencia a algo mucho más prosaico: antiguamente había una alfombra muy gruesa que atravesaba toda la sala y se decía que los agentes de cambio y bolsa dejaban las huellas de los zapatos de abajo.