En este lugar es donde Ramón Santiago, el asesino de Sandra Palo, había ubicado su cuartel general y dónde fue detenido hace menos de un mes tras secuestrar a dos hombres y pedir dinero por su liberación.
Una auténtica ruina cristales rotos azulejos caídos techos y paredes desprendidos y una ristra de pintadas en el interior y fachada.
Un edificio que no solo utilizan como vivienda, también como cuartel general para cometer sus delitos. El último conocido el secuestro de dos miembros del clan de los Gabarre.
Esta urbanización es uno de los objetivos frustrados del proyecto Madrid olímpico, embargado desde 2015 y ocupado poco a poco. Tan solo uno de los tres bloques resiste ante los okupas.
Los vecinos de estas viviendas están aterrados "algunas veces llegan pasados de copas o de lo que sea y vienen a enfrentarse con nosotros también" cuenta uno de ellos, que añade "me roban la paz y la tranquilidad a diario" y concluye que es "gente con la que no se puede dialogar para ellos, si no es como ellos lo dicen, está mal" .
Muchos con miedo hablar ante la cámara prefieren permanecer en el anonimato, "solo queremos salir adelante. Ya estamos buscando otra cosa". Mientras tanto, viven entre controles policiales a diario gritos de amenazas y pánico constante.