Estas profesiones antes eran comunes, pero ya no existen y son, a su manera, pedacitos de historia de nuestra ciudad.
Los serenos se hacen con el número 5 de nuestro 'ranking'. Activaban el alumbrado público y mantenían el orden en la calle por la noche. Aunque la profesión se extinguió en los años 70.
En el cuatro encontramos la figura de la taquillera de metro. Esperaba paciente en la ventanilla y dispensaba cientos de billetes cada día. Aunque la figura de los asistentes de metro sigue existiendo, las taquilleras como tal han pasado a mejor vida.
Han inspirado libros, series y películas, por eso ocupan nuestro número: las telefonistas. Ahora empiezan a escasear hasta los teléfonos fijos, pero en un tiempo estas profesionales de la telefonía eran imprescindibles para conectarnos entre nosotros gracias a esos manojos de cables a los que conseguían dar sentido.
Las lavanderas ocupaban las riberas de ríos de pueblos y ciudades, además de ser el segundo puesto de nuestra lista. Sembraban todo de sábanas y camisas blancas al sol. Los electrodomésticos acabaron con esta profesión de siglos de historia.
Y en el número uno, las aguadoras. Eran figuras imprescindibles en todas las ciudades. Con sus cántaros y sus botijos calmaban al sediento y daban color al ambiente de nuestras calles.