La casa en la que vivió Vicente Aleixandre fue la casa de la poesía del siglo XX. Por aquí han pasado todos los poetas del siglo. La periodista de Informativos de Telemadrid, María José Escalera, nos lo cuenta.
En las veladas, amenizadas por Lorca al piano, se servía whisky y coñac para todos menos para Vicente Aleixandre. Él se ponía unas gotas de la bebida en un vaso, así como para no incomodar, pero no se las bebía nunca, era
abstemio y guardaba en la parte baja del carrito de bebidas zumos de fruta.
Como no le gustaba dañar a la gente, dejaba que fuera su perro Sirio I, II o III (siempre se llamaba igual) quien diera el alegato de las lecturas de los jóvenes poetas. Los perritos estaban entrenados. Si el poema era malo se echaban a
ladrar, Aleixandre callaba, quedaba como un rey y el jovenzuelo se daba por aludido.