El centro de inserción social Victoria Kent es todo un edificio del que se podría decir que está para ayudar a todos.
El nombre le viene por la gran Victoria Kent, una de esas pioneras que tanto nos gustan y tuvo mucho que ver con la inserción social y con la mejora de las cárceles españolas. Victoria Kent dejó su Málaga natal y se vino a Madrid, a la Residencia de Señoritas, para estudiar leyes como alumna no oficial, que ya sabemos cómo andaban las cosas con las mujeres allá por los veinte.
Victoria Kent se convirtió en la primera mujer del mundo en ejercer ante un tribunal militar. Y, para mejorar la nota, ¡el acusado salió libre! Su fama se disparó, claro.
Al llegar la II República, la nombraron directora general de Prisiones. El Gobierno buscaba una persona tierna y clemente, y suponían que esas cualidades las tenían las mujeres. Así que, por una vez, lo de ser mujer le vino muy bien. Siguiendo los pasos de su admirada Concepción Arenal, Victoria se propuso humanizar las prisiones, mejorar la vida de los prisioneros y reinsertarlos en la sociedad. Lo primero que hizo nada más llegar a su nuevo puesto fue eliminar la obligación de ir a misa.
Eliminó las cadenas y los grilletes de las cárceles, los mandó fundir y, con el acero, construyó una escultura homenaje a Concepción Arenal. Un buen final para el acero.