La hija de José Carlos y Olga se suicidó a los 18 años por una fuerte depresión que ocultó

  • Ariadna estuvo 4 meses en tratamiento antes de quitarse la vida 
  • Ahora, estos padres ayudan a otros dando charlas para la prevención de suicidios 
Foto: Redacción |Vídeo: Telemadrid

José Carlos y Olga perdieron a su única hija Ariadna hace 6 años y medio cuando se suicidó al no poder superar la gran depresión que sufría.

"No habíamos notado ni detectado nada"

“Era muy buena estudiante, estaba haciendo segundo bachillerato y me dijo que no podía estudiar por un bajón que tenía y que no se concentraba. En ese momento hablamos con ella y le dijimos que si un psicólogo le podía ayudar por lo que nos pusimos en manos de un psicólogo de adolescentes. Ella tenía 17 años y en el transcurso cumplió 18 años. Antes de esto que ella misma nos comunicó, no habíamos notado ni detectado nada. Somos una familia muy unida e interactuábamos mucho y mi hija nos ocultó, o no supimos ver, lo que le pasaba realmente”, nos han contado sus padres.

Ariadna estuvo 4 meses en tratamiento y el vínculo con su psicólogo era muy bueno, pero cuando la joven se dio cuenta de que el especialista le trasladaba todo lo que ella les contaba a sus padres por ser menor de edad, empezó a ser más comedida en la consulta.

A pesar de la terapia, todo se desbordó un sábado tal y como relatan sus padres: “Salimos a tomar a un café porque ella había quedado después con unas amigas y cuando volvimos, ya era demasiado tarde. Nos dejó una carta maravillosa en la que nos explicaba lo que le pasaba y lo que quería y su objetivo haciendo eso. Se despidió de nosotros, pero se quitó la vida en casa, donde se sentía segura, y cuando un padre se encuentra a su hija muerta en casa, lo primero que hace es preguntarse por qué lo ha hecho y cómo no he podido pararlo antes”.

"Me ayudó a liberar la culpa saber que tenía una depresión y ponerle nombre a su problema"

Y una vez ocurrido, ahora solo queda intentar ayudar a estos progenitores que han perdido lo más importante de su vida.

“Me ayudó a liberar la culpa saber que tenía una depresión y ponerle nombre a su problema. El duelo por suicidio es muy complejo. Cuando no hay culpas, porque no las hay, la cabeza se las inventa. Después de 6 años y medio estoy más tranquilo. Yo la echo de menos cada minuto del día e intento reconvertirlo y para mí, la única salvación, es que no le pase a nadie más, por ello desde que ella se fue trabajo con un equipo de psicólogos dando charlas de prevención de suicidios, para que la gente sepa dónde acudir y para ayudar a quien pueda necesitarlo e intentar fomentar la salud mental”, es el consuelo de José, el padre de esta joven.

Mejores Momentos

Programas Completos