Las personas se preocupan de manera diaria por conseguir el éxito. Este hecho ni mucho menos es negativo, pero si después de no alcanzar las metas llega el estrés sí hay que poner soluciones. Cuando se vive obsesionado por lograr lo máximo posible empiezan a aparecer algunos síntomas del estrés como el dolor de cabeza, la falta de concentración, problemas con el sueño, fatiga, ansiedad, depresión, dolor en el pecho, náuseas y desorden en el apetito.
Algunos expertos señalan que las personas tienen que dejar de pensar en que vivir estresado es algo normal. Este argumento se basa en que todo el mundo pasa por momentos malos, pero estas rachas tienen fecha de caducidad y si no es el caso lo que está ocurriendo es un problema serio de estrés.
Más del 60% de los españoles admite haber cancelado algún plan debido a la ansiedad del día a día que tiene efectos secundarios negativos a la hora de hacer vida normal.