Están a punto de cumplirse 9 años de la muerte de la inolvidable Lina Morgan. La actriz falleció de un cáncer de garganta que ocultó hasta el final. La única persona que conocía su enfermedad era su chófer, Daniel Pontes. La artista le nombró su tutor legal y su heredero único desheredando así a toda su familia y dejando a sus sobrinas nietas viviendo en la marginalidad.
Su tía Olga era consciente de su situación y las ignoraba en una entrevista: “Nuestro tío Emilio (...) le contaba el drama que vivíamos en casa. Sin embargo, en vez de ponerse en contacto con nosotras y ayudarnos lo que hizo fue darnos la espalda”.
Muchos consideraron que el chófer hizo un gran negocio cuando la actriz falleció porque le dejó su piso en Madrid y 10 millones de euros. Aunque el chófer vive en esa casa actualmente, todavía no ha podido cobrar ni un euro: "Su fallecimiento no fue para mí ningún negocio, todavía no he cobrado un euro de la herencia que me dejó, estoy en pleitos con Hacienda. Es que me piden el doble de lo que he heredado", aseguraba Daniel Pontes.
Recordemos que Daniel Pontes perdió su puesto de trabajo cuando la artista falleció no puede hacer frente a esos impuestos. Así de momento, la fortuna de la actriz está paralizada y parece que es una herencia maldita.