Niños pegados a una pantalla: los peligros de la sobreexposición al móvil y la televisión
Redacción
Los niños empiezan a usar dispositivos electrónicos a edades cada vez más tempranas, algo que condiciona el proceso de aprendizaje, según explica en Madrid Directo Marta Prada, autora del libro ‘Educar sin pantallas’.
Enseñar a pensar antes de enseñar a usar los dispositivos, sería el consejo resumido de esta guía que pretende arrojar luz sobre el proceso de formación de los más pequeños y alertar sobre el peligro de la sobreexposición a las pantallas.
“Entre los 0 y los 6 años, el cerebro de los niños está en plena construcción. Cuanto menos contacto tengan con las pantallas, mucho mejor, y si lo tienen, que no se convierta en una rutina”, advierte la autora.
Muchos progenitores justifican el hecho de que sus hijos utilicen las pantallas a tan temprana edad, argumentando que necesitan adaptarse cuanto antes al mundo digital. Nada más lejos de la realidad, asegura Prada: “el uso de pantallas modifica la bioquímica del cerebro y hay maneras mucho más efectivas para aprender. Cuando los niños desarrollen sus habilidades básicas, será cuando haya que exponerlos de una forma progresiva a las pantallas”, aclara.
El uso excesivo de las pantallas genera problemas como el déficit de atención o la sobreexcitación de los niños, señala la autora.
El ‘enganche’ a los dispositivos electrónicos es una realidad cada vez más patente en una sociedad que pasa de media cuatro horas diarias pegada a las pantallas: 122 minutos viendo la televisión y 124 al teléfono móvil. Esa costumbre “nos quita tiempo de calidad y de comunicación con quienes tenemos alrededor”, apostilla Prada.