Lo habitual en las gaviotas es permanecer toda su vida cerca de la costa, pero cuando el invierno es particularmente crudo, no es raro que decidan migrar tierra adentro, buscando un lugar donde invernar, y eso es lo que está pasando en Vicálvaro.
Francisco pasea todos los días con su perro hasta el distrito para presenciar este espectáculo. Más de 200 gaviotas sobrevuelan el cielo madrileño. "Vienen muchísimas, vienen dos especies de gaviotas, son blancas y hay unas grises que son las crías", nos cuenta.
"Ayer, por ejemplo, me lo pasé pipa porque había dos gaviotas expulsando a un milano y se lo llevaron. Veo que se posan en aquella zona, dan muchas vueltas y a veces se tiran en la tierra. Yo entiendo que van a algún gazapito o a algún cadáver de conejito porque es que no hay otra cosa".
La mayoría provienen del centro de Europa y, en los meses de invierno, recalan en la Península Ibérica durante su migración, especialmente en las zonas de interior, donde hay buena temperatura y comida segura. "Llevo aquí viniendo 7 u 8 años seguidos andando con mi perro y nunca las he visto", nos asegura Francisco.
Carmen y Adelino son vecinos de la zona. "Aquí se ven más pájaros y aves que en mi pueblo, que soy de Soria, de Peñalba. O sea, es una cosa rarísima. Yo creo que es el paso lo que hacen aquí, no creo que estén estabilizadas".
¿Pero dónde irán las gaviotas? Según los expertos es un lugar de paso. Están en Vicálvaro por proximidad a la Laguna de Ambroz, su destino, que está a dos kilómetros. Se trata de un humedal de origen artificial, generado tras el cese de la explotación de una mina de sepiolita hace más de 12 años y que con el tiempo se ha rellenado con el agua del arroyo Ambroz.