La batalla contra el cáncer infantil que hoy lidera Daniel Guerrero, comenzó, cuando a su hija Isabel, con tan sólo seis meses, le diagnosticaron una leucemia mieloblástica Aguda.
Hoy, años después, su hija ya está curada, porque cuando hubo que hacerle un trasplante de médula, él lo tuvo claro. Sería su donante.
Desde entonces, mucho más consciente de la acuciante necesidad de recaudar fondos para la investigación contra el cáncer infantil, colabora constantemente en todo tipo de eventos deportivos para ayudar a encontrar una cura para todos esos niños que tan injustamente tienen que convivir con esta terrible enfermedad.