Rotterdam es una impresionante mezcla de antigüedad y modernidad. La ciudad holandesa fue uno de los principales centros de negocio durante el siglo XVII, ya que hasta su puerto llegaba buena parte de las mercancías de las Indias Orientales. Tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial, edificios hipermodernos le han dado un toque completamente distinto, de ahí su singularidad dentro de los típicos perfiles de ciudades centroeuropeas.