Analizamos cómo "La España vaciada" también afecta a Madrid, donde 78 localidades tienen menos de 2.500 habitantes
Son una decena de pueblos y tienen menos de 100 habitantes. Son el síntoma más claro de que la despoblación también es un problema de la Comunidad de Madrid, donde 78 localidades no superan los 2.500 vecinos. La apertura de nuevas vías de comunicación fuera de los cascos urbanos, el cierre de industrias y empresas y el propio devenir de los tiempos han ido vaciándolos poco a poco. Mi cámara y yo se acerca a la realidad de esos pueblos "vaciados", su forma de vida y su lucha por la supervivencia en 'Al borde de la extinción'.
Eva es la alcaldesa de Madarcos, el pueblo más pequeño de la Comunidad de Madrid, con 49 habitantes. Llegó con su familia desde Murcia, donde era educadora infantil y ahora cuida de sus vacas. "Tengo esto –explica a MCY, contemplando el paisaje que la rodea- y Madrid a 40 minutos". Eva está feliz, pero sabe que hace falta mucho más para revivir Madarcos. Reivindica como prioridad la llegada de la fibra para poder teletrabajar.
Coincide con María, alcaldesa del segundo municipio con menos población, Robregordo, quien pone el acento también en la mejora del transporte para atraer nuevos moradores. "El autobús a Madrid puede tardar dos horas –cuenta a MCY-, porque va parando en todos los pueblos". Desde que María es alcaldesa, hace ya 5 años, ha nacido un niño en Robregordo, el primero desde 1977. Con una población pequeña y muy envejecida, María ha puesto en marcha un servicio de comidas para los mayores, que garantiza su buena alimentación y su relación social.
Puebla de la Sierra no supera los 70 habitantes, pero cuenta con dos museos y un parque escultórico que ha sembrado de obras de arte los alrededores de la localidad. Un proyecto bautizado como el Valle de los Sueños, que ha colocado al municipio en el mapa turístico de la región.
El turismo es también, desde hace años, la fórmula de la supervivencia de Patones de Arriba. Considerado uno de los pueblos más bonitos de la comunidad, su decena de restaurantes y su cuidada rehabilitación atraen cada fin de semana a cientos de visitantes.
Todo un contraste con la soledad habitual de las calles de este pequeño municipio, situado en la cuenca del Jarama.