Tanto los comercios como la hostelería de Madrid se están adaptando al plan de ahorro energético impuesto por el Gobierno entre el desconcierto y la confusión. Aquellos bares que se han decantado por aplicar la medida ya están notando menos clientela y, por lo tanto, menos caja.
La imagen del día es la de puertas cerradas en los bares y terrazas llenas. Los clientes se quejan de que hace tanto calor en el interior de los establecimientos con los termostatos a 27 grados que prefieren estar fuera.
Y es que, con el termostato del aire acondicionado a 27 grados lo que se consigue es que la temperatura en el interior sea de unos 32 grados.
Los hosteleros lamentan que están perdiendo muchos clientes en el interior de sus negocios. Un descenso en las ventas que ya se dejaron notar en la caja de la primera jornada con las medidas del Real Decreto en marcha.
“Ayer la gente comía dentro, pero ahora la gente se va fuera porque hace más calor dentro que fuera”, comenta la dueña de un bar, al tiempo que incide en el descenso en los ingresos: “Se nota que la caja ha bajado mucho”.
Por otro lado, tener las puertas de los bares cerradas entorpece el trabajo de los camareros.
Y la hostelería no es la única en resentirse, ya que los comercios también están notando las consecuencias del plan de ahorro energético: “Entras a los sitios y hace más calor que en la calle, claro que lo notan (los clientes). Si pueden estar cinco minutos en vez de media hora, ahí ya estoy perdiendo dinero”, incide la propietaria de un comercio.