Córdoba luce desde este martes sus patios más floridos. Un festival de flores que convierte las cuatro paredes de cada recinto en un vergel sobre todo de geranios y claveles.
Hace una década la fiesta del 3 de mayo fue declarada por la Unesco, Patrimonio de la Humanidad. Y se dan premios para los patios más singulares que atraen a centenares de visitantes.
El Festival, creado en 1921, realizará el conteo del aforo mediante sensores ubicados en la puerta de cada uno de los 59 patios presentados a concurso en las tres modalidades, arquitectura tradicional, moderna y singular, en lo que, para el alcalde de Córdoba, José María Bellido, es "la fiesta que nos identifica en el mundo porque es la que es Patrimonio Inmaterial de la Humanidad".
La Unesco así lo declaró en 2012, uniéndose a la Mezquita-Catedral (1984) y al Casco Histórico (1994), distinción a la que luego se sumó el Conjunto Arqueológico de Medina Azahara (2018).
Flores y atractivo turístico
Por ello, opina Bellido, "también es la que tenemos que cuidar más y también es la que tiene un atractivo turístico mayor" y distingue a Córdoba "respeto otras fiestas que sí son más habituales en otras ciudades de nuestro entorno".
Para arrancar el Festival, media hora antes de la apertura de los patios, que franquearán sus puertas cada día a las once de la mañana, se había elegido el de Martín Roa, 7, en el Alcázar Viejo, la zona por antonomasia de los patios cordobeses, que este fin de semana ya ha batido récords de afluencia.
El Ayuntamiento de Córdoba ha apostado por la tecnología, no solo para conocer los flujos de movimiento y "saber en cada momento dónde se puede estar dando pico de acumulación de muchas personas", según aludió el alcalde, sino también para obtener datos que permitan la gestión de los servicios públicos, conforme aseveró la delegada municipal de Transformación Digital, Lourdes Morales.
En 21 municipios participan 92 espacios entre los 22 patios, 45 rincones típicos y 25 rejas y balcones, 22 sitios menos que el año pasado, fundamentalmente como consecuencia de la calima que sufrió la Península en marzo.