La industria de nuestro país se ve obligada a parar para hacer frente al repunte de los precios de la electricidad y los combustibles.
Costes energéticos inasumibles. Muchas factorías están recurriendo a ERTES para hacer frente a un aumento de costes que se han duplicado desde la invasión de Rusia en Ucrania.
Es el caso de unas 30 fábricas de ladrillo y arcilla en Castilla La Mancha, entre ellas Cerámicas Peño o Hispaliyt.
En Huesca, los altos hornos de Ferroatlántica proveedora de hierro y acero permanecen apagados. Sus 100 trabajadores se dedicarán a labores de mantenimiento.
En Zaragoza, empresas de componentes de automoción pararán por la elevación precios de sus materias primas y por la subida del gas.
En Cádiz, la planta de Acerinox ha planteado un ERTE para toda su plantilla de 1.800 trabajadores.
En Lugo, la flota pesquera de Celeiro permanece amarrada como en el País Vasco.