Barcelona ha rendido, este martes, un sobrio y emotivo homenaje a las víctimas del 17A, en un acto presidido por el silencio tras el cual los afectados y sus familiares han denunciado que se mantiene el "abandono" de las instituciones cuatro años después de los atentados y han exigido que "se sepa la verdad".
El acto institucional, sin discursos, se ha iniciado a las diez de la mañana en el memorial de las Ramblas frente al Liceu, con un minuto de silencio mientras sonaban de fondo las notas del Cant dels Ocells, el oficioso himno de la paz de Pau Casals, interpretado por un artista local, al que ha seguido una ofrenda floral, primero por parte de víctimas y familiares y, posteriormente, por los representantes de las administraciones.
Entre los asistentes al acto, además de más de medio centenar de víctimas y familiares de afectados por los atentados en los que fallecieron 16 personas y más de 140 resultaron heridas, han participado, entre otros, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; la ministra de Transportes, Raquel Sánchez; y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau; así como representantes de los cuerpos de seguridad y de los equipos de emergencias.
También estaban la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, y la del Parlament, Laura Borràs, la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, y los consellers de Interior, Joan Ignasi Elena, de Salud, Josep Maria Argimon, y de Igualdad y Feminismos, Tania Verge.
Como en años anteriores, las víctimas y los familiares han asumido todo el protagonismo, ya que estaban en primera fila y han sido los primeros en colocar sus coronas de flores y claveles blancos a los pies del mosaico frente al Liceu donde la furgoneta del terrorista Younes Abouyaaqoub detuvo su macabro recorrido por Las Ramblas.
Tras el acto, algunos de los damnificados han denunciado que cuatro años después se siguen sintiendo "abandonados" por las administraciones -lo que consideran una "segunda victimización"-, han exigido que la Generalitat cree una oficina de atención a las víctimas, han reclamado que "se sepa la verdad" y han criticado que los supervivientes de la célula no hayan sido condenados por asesinato.