Diciembre y enero son los meses de la Navidad y esto es sinónimo de felicidad, de amigos, de alegría, de familia, de vacaciones, de regalos, de compartir...
Parece que la Navidad ha de ser necesariamente un motivo de alegría constante.
Pero no siempre es así, no todo el mundo vive estas fechas de la misma manera.
Expertos en salud mental destacan que la idealización de las fiestas navideñas como una de las épocas más felices del año, puede provocar sentimientos de soledad, de desamparo y de frustración y acabar repercutiendo en nuestra salud.
No a todo el mundo las luces, los regalos, las comidas o las reuniones les hace la misma ilusión.
Si una persona se encuentra atravesando una época en la que se encuentra triste o atraviesa una situación complicada, las constantes celebraciones a su alrededor pueden suponer un problema.
Las continuas reuniones familiares o con amistades pueden verse como un momento de alegría forzada o de competición por aparentar que se vive una situación que no se corresponde con nuestra realidad y esto es contraproducente.
Para poder llevar mejor estas fechas, los expertos aconsejan relativizar. Si en Navidades no estás en tu mejor momento, tienes un año completo por delante para intentar ser feliz.